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Del pensamiento de Petro a la percepción de los bogotanos

15.01.2012 11:14

 

Del pensamiento de Petro a la percepción de los bogotanos

¿En qué momento una sociedad está preparada para el desarrollo? ¿Cuál es el tipo de cambio que las personas reclaman a los gobernantes y dirigentes políticos?

Dos preguntas elementales para introducirnos en la discusión en torno a los primeros planteamientos del nuevo alcalde de Bogotá Gustavo Petro, que por un lado ha demostrado estar dispuesto a transformar totalmente el ambiente ciudadano de la capital del país y por el otro avanza en la construcción sobre lo que en antaño se ha conseguido.

Proponer la implementación de peajes dentro de la ciudad, prohibir el porte de armas las 24 horas y restringir a los ciudadanos de las corridas de toros, son medidas que han causado polémica y parece que aumentan el lamento de la elección de Petro.

Bogotá es un sueño frustrado, es el epicentro de una ilusión y después de tanto tiempo no hay muchas diferencias. Que se ha urbanizado y su comercio le permite ser centro financiero del país, que su progreso económico ha sido tan exitoso que incluso un mundial de futbol arribo a nuestro territorio, una final de copa américa y hasta George Bush nos visitó. Oh! Que grandes progresos ha tenido nuestra ciudad, ahora si hablemos de la realidad.

La última alcaldía en representación del polo democrático alternativo PDA desmantelo el problema social tan grande que vive la ciudad, su mayor logro, el carrusel de la contratación dejo en entre dicho la honestidad de todos los colombianos, en las emisoras se debatía sobre la posibilidad de observar la corrupción como una herencia cultural que se podía trasmitir genéticamente en los habitantes de nuestro país; por favor qué son este tipo de debates, sin embargo los últimos años abalan estas barbaries y cualquier cosa es posible.

No sólo el problema de movilidad salió a flote, con él un gran problema de inseguridad y otro tipo de problemas que ascienden desde la discriminación hasta la segregación social.

La ciudad capitalina esta inmersa en un vaivén extenúo de afecciones, pero no aquellas que vemos en la televisión que aparentemente son las de importancia, basta con dar una vuelta por la ciudad iniciando en el norte y llegando al sur para descubrir que hay un problema mucho más grande que la movilidad, aspecto que parece ser el principio y fin de este nuevo periodo gubernamental.

Todos inconformes, pocos los participantes, muchos escépticos; de esta manera llego Gustavo Petro a la alcaldía, con la responsabilidad de generar el cambio que tanto queremos los ciudadanos, pero, de nuevo expongo mi pregunta inicial, ¿cuáles son los cambios que queremos?

Al parecer y con los comentarios que he escuchado acerca del inicio de Petro en la alcaldía, los cambios que se añoran son tan superficiales como la moral en turno de nuestro país.

Lo que digo en este momento es que quizá Bogotá a pesar de ser la capital, el centro urbano del país, aun entre sus gentes circula un pensamiento de vereda, sin ofender a las personas del campo pero sin lugar a duda las preocupaciones rurales son muy diferentes y por ende los procesos campesinos demandan otras necesidades.

Una ciudad como Bogotá con el grito de la modernidad encima y la progresión (mundial no partidista) esta llamada a atender en toda su globalidad el bienestar de una sociedad que muestra problemas de todo tipo, en otras palabras y de una vez para llegar a mi tesis el primer cambio, el gran cambio que necesita Bogotá es cultural, sin pretender que se detengan las obras en cuanto a movilidad y aquellos aspectos económico-administrativos que presenta la actual alcaldía.

Hablar de peajes dentro de la ciudad implica una mirada poco superficial, eliminando esa primera impresión económica que deja sin ninguna aprobación la propuesta. Según Gustavo Petro la iniciativa apunta a un cobro por el uso del carro, de esta manera pretende reducir su uso y transversalmente con la mejoría del servicio masivo de transporte publico esto conllevaría a un abandono del vehículo y posterior apropiación de los servicios de transporte de la ciudad.

Si quisiéramos hablar de movilidad la propuesta de Petro también apunta a ella pero de fondo existe la posibilidad de transformar el diario vivir de los bogotanos; con menos vehículos en la ciudad se espera que los niveles de stress de sus habitantes disminuyan y no quiero ni mencionar los beneficios que eso traería para el bienestar capitalino, para nadie es un secreto que son las preocupaciones y el stress las causas principales en cuanto a accidentes de transito, violaciones cívicas y confrontaciones entre ciudadanos.

Por otro lado, la prohibición de porte de armas las 24 horas es una iniciativa que desde ningún punto de vista se puede juzgar, una ciudad libre de armas es una ciudad más tranquila y aislada de la posibilidad de riñas callejeras que desenlazan en tragedias; dicho de esta manera no pienso ahondar mucho en este tema, es clara y concisa la necesidad de prohibir el porte de armas las 24 horas.

Un tercer caso y sin duda el más polémico en este momento, es la prohibición de las corridas de toros. Grito en el cielo, discusión aquí, discusión allá; Petro justifica su propuesta hablando de lo bueno que sería que nuestra ciudad deje de ejercer cultos alrededor de la muerte, asesinar un animal ha de implicar un espíritu violento dentro de los espectadores y todos estos rituales de muerte tienen consecuencias ajenas a las plazas de toros.

Un espectáculo organizado en donde la sangre, el dolor y la muerte son los protagonistas me parece que es más provincial que nada, asombrarnos y deleitarnos con la matanza de un animal no tiene nada de vanguardista, rendir tributo a una tradición que ni siquiera   es nuestra no tiene sentido, pero bueno así somos los colombianos todo en cuanto venga de afuera es mejor.

Podría extenderme en esta discusión y señalar la cantidad de negativas que tiene esta actividad pero creo que los medios de comunicación se encargaran de asistir a los ciudadanos con esta información.

Cambiar desde las estructuras más profundas de la sociedad las costumbres y la forma de relacionarse entre sí, es un camino largo, es algo que sin el más mínimo temor al error ocasionara una transformación total en el diario vivir de nuestra querida ciudad.

Alejarnos de la cultura de la violencia y acercarnos a la cultura en donde el respeto es el invitado número uno y con él toda su familia, la tolerancia, solidaridad y todos los valores que ustedes quieran; es un proceso largo e incluso doloroso, pero aquí es donde tiene relevancia la pregunta que da apertura a este escrito, ¿EN QUÉ MOMENTO UNA SOCIEDAD ESTÁ PREPARADA PARA EL DESARROLLO?

El desarrollo es un proceso invisible que solo toma forma con el paso de los años, progreso no es cemento y desarrollo no es movilidad, esta palabra conjuga todos los aspectos que interfieren en el diario transcurrir de las relaciones entre ciudadanos y sólo es posible la mejoría urbana, de infraestructura, de movilidad, de seguridad cuando se han removido los suelos de la tradición que hacen de nosotros sujetos violentos y negados al desarrollo por ese legado cultural que nos ha enseñado que cualquier calle bien arreglada es obra del progreso.

Que es o no posible que Petro desde su posición intervenga en estos asuntos no es lo que importa, lo que aquí interesa es la preparación de las personas para afrontar un cambio real que anhelamos llegue con Gustavo Petro, de no ser así solo esperamos que llegue y si no estamos preparados seguiremos siendo la ciudad de tercer mundo que se perderá entre la corrupción y la falsa voluntad de nuestros gobernantes.

¿Esta preparada Bogotá para el desarrollo? Eso solo lo sabremos con el paso del tiempo, por ahora apartémonos de la escena política que en este momento gira en torno a los opositores de Petro, a los que quieren que le vaya mal y a los que todo los interesa menos esta golpeada ciudad.

No soy progresista, no soy “petrista” solo quiero una ciudad mejor y veo en el cambio cultural la mejor alternativa para el DESARROLLO.

 

TERCERA GUERRA MUNDIAL

13.12.2011 11:16

 

TERCERA GUERRA MUNDIAL

Muchos analistas políticos por estos días se preguntan cuál podría ser el epicentro y la razón de una tercera guerra mundial, es una tarea complicada pero por lo menos existe la certeza sobre la participación de los Estados Unidos, a ellos ni los pensemos fuera de todo esto.

Cualquiera puede ser el lugar, cualquiera la razón, sin embargo, toma fuerza la posibilidad de contemplar a la crisis económica como la causante de una confrontación entre países, la zona europea en problemas, la potencia mundial en las mismas condiciones, ¿qué tanto puede pasar?

Todo es posible cuando se trata de supervivencia, las naciones y en cabeza de ellas los jefes de estado, están comprometidos en la lucha por la continuidad de la hegemonía triunfalista. Negociaciones entre mandatarios, discusiones y más discusiones, acuerdos y desacuerdos porque cuando se trata de dinero pocas veces llega la unanimidad.

Muchos los factores que intervienen, realmente no es mi intención enumerarlos uno a uno, pero algo si es claro, la crisis económica sin duda alguna puede ser el origen de un tercer horror en nuestra historia reciente.

Por otro lado, con menos fuerza, aunque desde mi perspectiva el caso es de mucha relevancia, se observa a las religiones como un punto neurálgico en la construcción de un bienestar global. Los mahometanos en su expansión se hacen cada vez más peligrosos, como detesto al arcángel Gabriel que fue quien le comunico a Mahoma tanto tiranismo y miseria, pero bueno sigamos, sus ideales extremistas se convierten en un gran problema para el mundo, el vaticano no se dejaría ganar fácilmente la batalla, ellos tienen experiencia en el tema de prevenciones, lo hicieron con las malas personas que no seguían la doctrina de Cristo, lo hicieron con las pobres brujas, y así lo han hecho contra cualquiera que se oponga a su dogmatismo (albigenses o cataros 1209).

Una confrontación entre religiones podría ser también un motivo, pero quiero plantear el mío. Día a día vemos como toma más y más fuerza la internet, en todas sus dimensiones se ha apoderado del funcionamiento de las sociedades, quién no está en internet, no existe. Ya hablé de las posibles causas, pero no he mencionado nada sobre el epicentro, me parece que entre tanto conflicto, de orden global y de estados, es decir, problemas que afectan el bienestar de todos los países y problemas propios de cada uno de ellos, es menester revisar el curso de los días para repensar la posibilidad de una confrontación armada como es costumbre.

Uno de los temas de moda son los hackers, llamados por unos terroristas virtuales, criminales en la red o como quieran ustedes, lo cierto entre todo esto, es que como dice el dicho, si no puedes con tu enemigo únete a él, y que gobierno puede negar que en su sistema de inteligencia no cuenta con centenares de genios informáticos para cumplir la función de estos terribles delincuentes.

Desde mi perspectiva, el lugar de encuentro para la tercera guerra mundial va a ser la red, la autopista de la información como la llamo Bill Gates, ya me imagino esa guerra entre genios tratando de saquear las cuentas bancarias de los grandes “terratenientes” del mundo, los bancos prevenidos y tratando de hacer lo mismo, los sistemas gubernamentales colapsados por el temor de perder el control, hasta aquí, solo lo que tiene que ver con la estructura estatal de cada país, el caos sería monstruoso.

Pero entre tanto vaivén de ataques virtuales para contar con recursos económicos, las personas mal llamadas del común, ¿dónde quedan? Las redes caerían, eso me recuerda el día en que la plataforma de BlackBerry se alteró y suspendió su servicio, la conmoción fue bastante grande, las calles parecían fábricas de la impaciencia y de haberse demorado más de un día quién sabe qué hubiese pasado.

Las cuentas de redes sociales canceladas, plagiadas, caos en el normal transcurrir de las personas, alejados de su rutina las personas son más peligrosas de lo normal. La gente saldría a las calles a reclamar una explicación, los sistemas políticos ocupados en su guerra secreta, no tendrían forma de atender la urgencia cívica, la fuerza pública tendría cabida en el asunto pero como ya sabemos poco podrán hacer.

La delincuencia virtual es tan peligrosa que en cualquier momento se desata esa tragedia y nos coge sin la más mínima prevención, pienso que debemos empezar por no entregarle tanto a las redes sociales, más “mentiritas” menos verdades, una que otra foto falsa y cosas por el estilo, no vaya y sea que mañana salgamos en las portadas del New York Times señalados como terroristas, uno nunca sabe, yo seguiré mi consejo e iré a eliminar unas cuantas cositas y paulatinamente me alejaré de la internet para que no me dé tan duro, lo dejo a su consideración.

¡Ah! Eso sí les aseguro que la nota la escribí yo, no la puso ningún hacker, me voy corriendo a hacer lo que dije, si todo esto llega a suceder por favor comenten que los colombianos tienen su propio Nostradamus, mentiras, esto es tan previsible como la crisis económica del mundo.

POR LA DEFENSA DE NUESTRO FACEBOOK……..

 

Camilo Rincón

A propósito de la victoria de los estudiantes

18.11.2011 08:29

 

A propósito de la victoria de los estudiantes

Camilo  Rincón

 

Lo primero que debo decir es que al título le faltan unas comillas para la palabra victoria, son muchas cosas las que se pueden señalar a partir de un episodio histórico para la comunidad académica de nuestro país.

En primer lugar cabe resaltar la sensatez con la que se asumió el proyecto de reforma a la ley 30 de educación superior, en un principio, configurada como una ola de rumores y especulaciones se fue transformando en una auténtica oposición a una intención arbitraria por parte del gobierno de condenar la educación a un ámbito mercantil y expulsarla de su naturaleza académico-social. La ola fue creciendo y el tema salió de los claustros universitarios para convertirse en un tema cotidiano que hasta los más desinteresados llegaron a discutir.

La oposición ganó fuerza entre otras cosas por el contexto latinoamericano que señalaba una gran lucha estudiantil por una educación de calidad asegurada en el marco de lo público y la autonomía universitaria, el gran impacto que ocasiono el movimiento estudiantil chileno llego a las redes sociales en donde cada video nos invitaba a mantener una postura radical ante la situación.

Asambleas, comisiones, discusiones y más discusiones fueron el epicentro de una unión sin precedentes que llevo a la Universidad Pedagógica Nacional a reunirse con su rector Juan Carlos Orozco (hecho aislado de la realidad universitaria del país) con miras a establecer todas las herramientas necesarias para garantizar el derecho a protestar y encontrar en la unanimidad la mejor forma de acceder al paro nacional estudiantil.

De esta manera se abre un camino para que los estudiantes sean escuchados, respetando así su postura y evidente inconformidad; es aquí donde la MANE se constituye como la representación total de los estudiantes en Colombia, personalmente no conocía  a ninguno de sus integrantes y mucho menos pedí dicha representación, sin embargo, lograron reunir un pensamiento colectivo de oposición llegando de esta manera a entablar negociaciones con el gobierno.

Entre tanto vaivén de palabras y posiciones, se gestaba en el país un poder de movilización que por lo menos en mi vida no había visto, marchas multitudinarias, jóvenes que desde el colegio ya asumían el compromiso con el futuro y reclamaban a gritos el derecho a la educación.

Jamás pensé ver en la televisión la inconformidad que salía por los poros de nuestra piel, la preocupación que invadía nuestras cabezas y que nos mantenía en lucha a pesar del mensaje negativo que llegaba con la lluvia, seguimos, continuamos y finalmente salía el sol, por fin el gobierno admitía la posibilidad de culminar con esa barbarie y retirar del congreso el proyecto de reforma.

Casi que era increíble leer en los diarios, redes sociales y presenciar en la televisión la victoria de los estudiantes, en este momento la pregunta que asedió a la universidad fue única y comprometedora: ¿hemos conquistado la victoria?

Días posteriores al anuncio entre mis conversaciones señalaba la necesidad de continuar con el paro debido a la relevancia que había adquirido la voz del estudiantado, teníamos el poder, teníamos la gran oportunidad de desembocar este rio de necesidades en el primordial derecho a la educación gratuita, pero no fue así. Los representantes que nadie conoció y que nadie pidió en vocería de todo un país finalizo la lucha y dejo el sin sabor de haber tenido todo para ganar y habernos rendido en el camino.

Por estas razones me he invitado en este nuevo inicio de clases a comunicar las reflexiones que me quedan, empiezo señalando que la victoria no se debe adjudicar al movimiento estudiantil, la victoria si se le puede llamar así, es de todos los estudiantes que con sus gritos se convirtieron en un dolor de cabeza para el estado, decir movimiento estudiantil implica pertenecer a estructuras organizadas que desde antaño reclamaban y se manifestaban ante la situación, por esto sería injusto proclamarlos como ganadores, ha ganado cada estudiante, cada padre, cada madre, cada niño, cada persona que desde su perspectiva se opuso a esa reforma.

Por otro lado no puedo dejar de insistir en que a pesar de todo los movimientos estudiantiles encontraron representación en la MANE  y ellos llegaron al dialogo con el gobierno (mérito que jamás negaré), ¿qué nos dice esto? Los estudiantes logramos vocería, nos escucharon y todo por la vía del dialogo, de la paz, nunca con agresiones. Este episodio nos invita a repensar la forma en que se ha manifestado la universidad pública en la sociedad colombiana, es tiempo de erradicar la violencia de los territorios universitarios, señores que orgullosamente se hacen llamar “capuchos” el juego ha terminado, conocemos otro camino, conocemos otra forma, una que nos dio más resultados que su violencia perpetua que siempre rechazare.

Entre alegría y decepción regreso a clases, ustedes también, no olvidemos la enseñanza que nos ha dejado este episodio. VIVA LA UNIVERSIDAD PÚBLICA.

 

Violencia en la Universidad

15.09.2011 09:48

 

Violencia en la Universidad

Lo que pretende una auténtica revolución es transformar la realidad que propicia un estado de cosas que se caracteriza por mantener a los hombres en una condición deshumanizante.

Paulo Freire

Empecemos el tema analizando detenidamente esta frase de Paulo Freire, nos servirá para desarrollar la discusión. Lo primero que podríamos decir es que hablar de una auténtica revolución implica que muchas de las organizaciones, movimientos y pugnas “revolucionarias” no obedecen a una idea acertada de revolución y por ende los objetivos, sí es que se parte de objetivos no se cumplirán. Segundo, transformar la realidad, supone Freire que la revolución nace a partir de la necesidad de transformar una realidad, giro de 360 grados y los parámetros de dicha realidad serán otros, solo cuando se logra ese giro podemos hablar de revolución. (Entre otras cosas, esta es la principal razón por la que no consideramos  válida la revolución Cubana). Tercero, hombres en condición deshumanizante, esta sería la realidad que se intenta transformar según nuestro referente, lo que no quiere decir que no puedan ser muchas otras las realidades necesitadas de revolución,  pero bien, sumando detalles, si buscamos transformar sería a penas lógico que la génesis de nuestra iniciativa sea una manifestación intrínseca y extrínseca de ese sueño de cambio, en este sentido, no se podrá llevar a cabo ningún acto en nombre de la revolución si desde su inicio no se sustituyen los elementos que caracterizan la realidad a revolucionar.

Ahora sí, entremos en detalle. Colombia es un país atravesado por la violencia, en distintos sectores y por distintas razones, desde nuestra independencia la guerra ha calcinado la esperanza de muchos y se han apagado las luces de un camino mejor. Podríamos hablar claramente de por lo menos diez guerras civiles en nuestro país, centralistas contra federalistas, guerra de los supremos entre 1839 y 1842, guerra civil de 1851, guerra civil de 1854, guerra civil de 1860-1862, guerra civil 1876-1877, guerra civil de 1885, guerra civil 1895, guerra de los mil días 1899-1902 y finalmente en 1948 con el Bogotazo. La pregunta es, si esta es nuestra realidad ¿cómo tiene que ser nuestra revolución?

La respuesta dejándonos llevar por Paulo Freire y su frase parece clara, pero dejemos por un instante ese cuestionamiento, hablemos de la Universidad.

La universidad es mucho más que una institución, que un claustro educativo, la universidad es el epicentro de la transformación social, es el conglomerado del pensamiento que determina el desarrollo de una nación (aun cuando muchos no lo reconozcan), la universidad y sus estudiantes están llamados a adoptar una postura crítica e independiente con un alto sentido de identidad y pertenencia que en etapas como el colegios es casi imposible adquirir.

La universidad es el taller donde se moldea una sociedad, donde se potencian los futuros profesionales de un país, sin lugar a dudas la sociedad futura o próxima como deseen, será el reflejo inmediato de lo que suceda en las universidades, hablamos de esto ya que no podemos caer en el error de pretender distanciarnos de esa realidad y no asumir una postura frente a la misma.

Teniendo en cuenta lo dicho hasta el momento, tratemos de engranar todo para generar una conclusión, una pequeña idea, jamás pretendemos decir que es una verdad, simplemente es nuestro pensar y solo constituye una muy reducida mirada de este fenómeno social.

La revolución es sinónimo de transformación, pero es preciso llamarla así por las implicaciones político-históricas que tiene el término, es a su vez el instante en el que se pone en marcha una idea, llamémoslo ideal, de ideología y de esta manera adquiere más validez, pero solo ha de ejecutarse cuando el camino este trazado por la mayoría de la población afectada, dicho de otra manera, un grupo reducido, aunque comprenda la situación no puede adjudicarse el derecho de direccionar una revolución sin su aprobación previa, menos cuando se sabe que históricamente la revolución termina en el cambio de opresor, en este orden de ideas la revolución debe ser una manifestación popular basada en argumentos y una visión próxima dela realidad que se quiere alcanzar.

Las manifestaciones universitarias son un claro ejemplo de lo que no debe ser una revolución, cuando se vela por una población la fuerza revolucionaria no puede pasar por encima de sus orígenes, de su gente, de los afectados por la realidad que se intenta transformar.

Los movimientos “revolucionarios” que tienen lugar dentro de las universidades, nos hacen daño, a los estudiantes y a la misma sociedad, nos imponen una forma de pensar, usan la violencia y anulan la pluralidad que tanto reclaman, en este momento es en donde se pone en escena la reflexión que realizamos en torno a la frase de Paulo Freire, si queremos cambiar una realidad violenta, las imposiciones del gobierno, la negación de la igualdad, la negligencia institucional, etc. Nuestro aporte para que ese cambio se dé, tiene que ser en contraposición a todo lo que caracteriza ese panorama que nos afecta a todos.

La forma de manifestarse que ha adoptado la organización revolucionaria de nuestras universidades no tiene ninguna coherencia, se han encargado de imponer violentamente un pensamiento que no es general dentro de las instituciones, unos pocos plasman en las paredes sus ideas y nos niegan la libertad para asumir una postura frente al problema, se excusan en nuestro silencio, pero ignoran que es el silencio una forma totalmente valida de expresión, implica tantas cosas, pero ellos olvidados de esto, irrumpen en nuestros espacios, en nuestra tranquilidad, violentan nuestro territorio y se proclaman como los líderes de nuestra revolución. Nada justifica la violencia y menos cuando una sociedad como la nuestra no ha vivido algo diferente a la guerra.

Por citar solo un ejemplo de la incoherencia de esas posturas, el tan criticado ex presidente Uribe (no lo defendemos ni lo excusamos),  por medio de la guerra y la inversión en armamentos desarrollo su mandato con miras a conciliar la paz, los resultados ya los conocemos, pero el asunto está en que aun cuando estas organizaciones se oponen radicalmente al mandato de este señor, utilizan las mismas herramientas para combatir, la misma imposición de pensamiento. ¿qué sentido tiene esto?

La revolución debe partir del cambio, en este país ya estamos cansados de la violencia y nada la justifica ya, una verdadera revolución será aquella que utilice mecanismos totalmente nuevos para la sublevación de la igualdad.

Alguna vez en una película uno de los personajes se dirigió a un estudiante que intentaba imitar a Trotsky, diciendo fuertemente, eres un revolucionario sin revolución. Esta frase resume nuestra realidad revolucionaria en Colombia, tenemos, mejor, somos jóvenes dispuestos a la revolución, pero no hemos encontrado el camino para hacerla, no hemos propuesto nada nuevo, las universidades siguen siendo el reflejo de nuestra sociedad violenta.

Por esta razón la revolución sin revolución la queremos mandar pa’l baño, necesitamos otra cosa, necesitamos un cambio verdadero.

Cristian Rincón.